Todas las noches mi hija me llamaba llorando, rogándome que fuera a buscarla.

 

Ella murió esa noche. Y también su bebé.

La ira como fuerza impulsora.
Cuando me di cuenta de la magnitud de esta negligencia, lo detuve todo. Impedí que se celebraran los ritos funerarios de inmediato. Llamé a los servicios de emergencia, al servicio de ayuda a la mujer, y exigí que se abriera una investigación.

Llegó la policía. Se suspendieron los rituales. Los cuerpos fueron enviados a la morgue para la autopsia.

Me temblaba la voz, pero aguanté. Por Elise. Por su hija.

Investigación y justicia

El informe preliminar hablaba de hemorragia posparto. Una emergencia médica conocida, tratable con la atención adecuada. Pero aquí, fue ignorada, silenciada por el peso de una tradición malinterpretada.

Se llamó a la partera. El esposo y la suegra fueron confrontados. La policía presentó una denuncia formal por negligencia con resultado de muerte.

Y me quedé de pie, con el documento médico en la mano, listo para defender la verdad.

Ella murió esa noche. Y también su bebé.

La ira como fuerza impulsora.
Cuando me di cuenta de la magnitud de esta negligencia, lo detuve todo. Impedí que se celebraran los ritos funerarios de inmediato. Llamé a los servicios de emergencia, al servicio de ayuda a la mujer, y exigí que se abriera una investigación.

Llegó la policía. Se suspendieron los rituales. Los cuerpos fueron enviados a la morgue para la autopsia.

 

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