¡Mis hijos siempre me los piden! Por suerte, son facilísimos, siempre y cuando tenga a mano el ingrediente número 2.

 

    1. Cortar la mantequilla (5 minutos):

      • Añade la mantequilla fría cortada en cubitos a la mezcla de harina.
      • Con un cortador de masa, dos cuchillos o las yemas de los dedos, incorpore la mantequilla a la harina hasta que la mezcla parezca migas gruesas. Puede usar trozos de mantequilla más grandes, del tamaño de un guisante. Estos crearán burbujas de vapor durante el horneado, lo que dará lugar a esas deliciosas capas hojaldradas en las galletas terminadas.
    2. Introducir el suero de leche (2 minutos):

      • Crea un hueco en el centro de la mezcla de harina y mantequilla y vierte el suero de leche frío.
      • Con un tenedor o una espátula, remueve suavemente la mezcla hasta que la masa empiece a unirse. La masa quedará grumosa y ligeramente pegajosa, pero es perfectamente normal.
    3. Amasar suavemente (1-2 minutos):

      • Vierte la masa sobre una superficie ligeramente enharinada.
      • Amasa suavemente la masa varias veces, hasta que forme una bola cohesiva. Ten cuidado de no amasar demasiado, ya que esto puede generar demasiado gluten y dar lugar a galletas duras. Manipula la masa con moderación para mantener su ligereza.

    1. Dar forma y cortar (5 minutos):

      • Aplasta la masa hasta formar un rectángulo de aproximadamente 1 pulgada de espesor.
      • Use un cuchillo afilado o un cortador de galletas para cortar círculos o cuadrados de masa. Para un levado uniforme, presione el cortador hacia abajo y evite torcerlo, ya que podría dificultar el levado.

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